sábado, 9 de noviembre de 2013

La noche cae, abraza, arropa.
Flotando en un suspiro
sin conciencia... y con toda,
vaga confusa, respirando el delirio de la oscuridad
y el torbellino de cuchillas mentales
bajo el tenue fulgor de las farolas.

La melodía incrementa el pensamiento
asentado en el rugoso frío de la piedra.
¿Cómo describir lo indescriptible con palabras?
¿Cómo asegurar lo relativo o abarcar la inmensidad?

Quizás se deje llevar en sus brazos,
en la frescura del mundo nocturno...
...o en la brisa marina que evapora la histeria.
Pero, el velo de apariencia late aún,
inexpugnable
y el desequilibrio pervive.
Endulzado.
...Cae la noche...
¿Aún no sabes quién soy?