Hoy,
he visto al Sol caer.
La
ilusión renacida, cae enferma
de
la esperanza del miedo,
la
bondad del terror
y
la inocencia de lo austero.
No
es inteligencia el motor de un universo
sino
realidad.
Bloques
pesados de un “pero”
que
anulan la euforia
e
incrementan el pesar
por
la monotonía del encierro,
la
imposibilidad de tocar verde,
de
bañarse en fuego
y
en luz.
Estupefacción,
la
incomprensión,
sorprendida
alegría.
Otro
disgusto por esconder.
Un
adiós tras otro adiós.
Hoy,
he visto anochecer.
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