viernes, 30 de noviembre de 2012

Mis párpados poco a poco sucumben al sueño
arrullados por un cántico mucho más que conmovedor.
Relajante y lloroso.
Añoro amar lo amado
y consolar la tristeza cuando plazca,
tornarla en alegría.
Quien me arrulla por pura bondad se vuelve alegre
y espontáneo.
Dime, ¿Existes?
Me pregunto si no eres un sueño,
si posible es poderte tocar,
o eres un mero murmullo del viento
que dice amar lo imposible,
y evitar en lo posible la mala verdad.
A poquitos me succionan la vida,
me la arrebatan sin piedad.
Me limito a llorar.
Sin embargo, al poco rato, las lágrimas se agotan.
Despojadas de su honor, solo quieren recuperar
la preferencia ante aquel
que presumía de amar como nadie,
de querer como el que más.
Sin nubarrones impidiendo la visión
de una luna llena que es mi reloj
natural.
Y perfecta combinación
de atractivo y misterio,
de antiguo y sabio mas actual.

Profunda es su sonrisa,
y un mito es su mirar.


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